Generalmente el término Utopía es considerado como sinónimo de fantástico, lo meramente imaginario, inexistente, irreal o inalcanzable.
Hablar de Utopía es hablar de un territorio que pertenece a los sueños, a la esperanza o a un deseo. El Arte siempre ha sido un espacio donde estos substantivos conviven con razonable tolerancia entre sí.
Reflexionar sobre la relación entre Arte y Utopía, en función de la cuestión individuo – colectividad, nos hace pensar en la importancia de nuestra propia percepción sobre lo idealizado.
A partir de una perspectiva etimológica. Se puede considerar el espacio utópico como un espacio de “formas simbólicas”, que mediante la actitud y la voluntad del individuo, esta genera una especie de
energía, siendo esta uno de los fundamentos de la creatividad en el Arte y también del impulso que propicia el nacimiento de las grandes utopías, esto es, el espacio de La Y0-topia o el espacio intermediario.
En la medida en que vivimos una época donde la necesidad de artificios y recursos que permitan el desarrollo de la cultura y la educación desde una perspectiva social es fundamental, tal vez, esta reflexión, pueda apuntar caminos en el desarrollo de la creatividad a partir del individuo y
hacia lo social.
Hablar sobre cada una de las piezas es complejo, al poner en diálogo estas propuestas nos sumergen en un recorrido que nos permiten reflexionar.
Más haya de las referencias de lo ideal, de lo fantástico y de lo imaginario, es hacernos pensar sobre lo que para cada quien es “el mundo ideal“, un mundo cargado de tensiones y contradicciones.
David Urbina